
Los misioneros de Otuzco siguen disfrutando de la experiencia y la naturaleza, llevando la Buena Noticia de Jesús: cantando, jugando, rezando, cocinando, lavando, cosechando, visitando, ayudando, etc. valorando lo que tienen y dejándose interpelar por la realidad del Perú profundo.
Están felices y siempre dispuestos a dar lo mejor de ellos.